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Desafíos de las empresas para la vuelta a la oficina

Esta es una publicación de Debora Slotnisky, periodista y escritora de tecnología basada en Argentina, que fue invitada a participar en nuestro blog.

El “trabajo híbrido” es el modelo de organización de la actividad laboral que ya se perfila como tendencia que llega para quedarse. Implica que una parte del personal volverá a trabajar de manera presencial en las oficinas, mientras otra parte lo seguirá haciendo de modo remoto y un tercer grupo alternará entre las dos alternativas anteriores. El estudio Work 2035: The born digital effect  mostró que más del 90% de los empleados desea conservar la opción de elegir desde dónde trabajará, y el 82% de las empresas planea adoptar modelos híbridos.

Los tiempos de pandemia evidenciaron que el trabajo a distancia puede incrementar la motivación y la productividad. Además, permite reducir algunos costos operativos como de traslados y tiempos muertos, entre otros. A los empleados les brinda la posibilidad de encontrar un nuevo equilibrio entre su vida personal y laboral. Pero, si bien la mayoría desea mantener los beneficios de este esquema, también se añoran algunos aspectos de la presencialidad, como las conexiones personales y el compañerismo que se gesta con los colegas en la oficina.

Zonas grises

Así las cosas, el trabajo híbrido tiene el potencial de reunir las ventajas de la presencialidad y el trabajo a distancia. Sin embargo, presenta algunas zonas grises. Uno de los riesgos es que, por ejemplo, los empleados que no vayan a la oficina porque viven lejos pierdan oportunidades de desarrollo profesional al compararse con los que sí concurran de modo presencial. Durante la pandemia muchas empresas contrataron gente que vive en ciudades y pueblos alejados: ¿qué pasará de ahora en más con esas personas que no podrán ir a la oficina?; ¿quedarán rezagadas en sus posibilidades de hacer oír sus ideas y obtener ascensos?

Otra preocupación que genera el nuevo escenario es que las mujeres puedan verse perjudicadas, ya que en la medida en que muchas de ellas deberán cuidar de sus niños pequeños serán las últimas en volver al trabajo presencial por lo que corren el riesgo de volverse más invisibles ante los ojos de los jefes, lo que las alejaría  de la toma de decisiones y del camino del liderazgo en la oficina. Esto exacerbaría la enorme brecha de poder ya existente entre mujeres y hombres en el trabajo. Vale recordar que la desigualdad de género es estructural en América Latina y el Caribe y limita la autonomía económica de las mujeres.

A todo hay que sumar otra situación: los nuevos esquemas laborales híbridos pueden crear una nueva brecha digital que si no se contiene generará rápidamente dos clases de trabajadores y traerá inequidad y sesgo al espacio de trabajo. Para evitarlo y lograr que la transición sea exitosa las compañías deberán implementar tecnologías y políticas que permitan crear un entorno equitativo que empodere tanto a los trabajadores remotos como los presenciales.

Una nueva cultura

Asegurar que ningún empleado se encuentre en desventaja por el sitio desde el cual trabaja, y mantener la inclusividad deberían ser dos pilares fundamentales en esta etapa. Hacer consciente esta necesidad es importante y oportuno, ya que actualmente muchas organizaciones están lanzadas a repensar la experiencia digital. Por ejemplo, una investigación realizada por la consultora IDC indica que para 2023 el 50% de las empresas que integran el G2000 cambiará la mitad de su gasto en conectividad y/o hardware de nueva tecnología para modernizar y reconceptualizar las experiencias en persona para los clientes y empleados en sus propias ubicaciones-.

Para evitar las inequidades y cualquier posibilidad de sesgo hay que propagar una cultura en la que los empleados que trabajen de manera remota cuenten con las mismas oportunidades. Para respaldar este cambio cultural es necesario crear un espacio de trabajo digital universal que brinde un entorno común y transparente en donde los equipos puedan definir y alinear proyectos así como también colaborar entre ellos y tener acceso a los recursos que necesitan para hacer su trabajo desde cualquier lugar.

Esto involucra las distintas soluciones para espacios de trabajo digitales, aplicaciones, videoconferencias y colaboración, que además de integrarse con los sistemas de front y back office deben facilitar el trabajo en grupo y la sensación de conexión, y permitir que todas las personas sean vistas y escuchadas, y que no se pierdan sus ideas.

El futuro estará marcado por las nuevas formas de trabajo híbrido. Las organizaciones deben ser proactivas para eludir los riesgos de brecha digital y planificar la transición. Además de evitar las inequidades, esto las colocará en mejores condiciones de capitalizar las oportunidades de mayor productividad y eficiencia que trae el nuevo modelo.

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